Lo hermoso de la Iglesia
Católica es su universalidad. En todos los lugares donde se celebre una misa, las
lecturas leídas y la liturgia en sí, serán las mismas, salvo en ocasiones en que
por ejemplo se esté celebrando el Santo patrón del lugar, se es permitida la
presentación de lecturas aprobadas para conmemorar al Santo. También puede que se observen pequeñas
variantes, pero ya sería en el acompañamiento de la celebración, como por
ejemplo los cantos, y usualmente, esto se debe a las diferencias de idioma y
cultura del lugar donde se celebra.
La Semana Santa, dada su
importancia, tiene un carácter más estricto en cuanto a Liturgia Eucarística se
trata. Sin embargo, las pequeñas actividades que se realizan en estos días como
lo son las dramatizaciones, viacrucis en vivo, las diversas procesiones, entre
otros, tienen el propósito de ayudarnos a entender, meditar y valorizar un poco
más el significado salvífico de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Una de las celebraciones características dentro de este triduo y que
muchos desconocen es la celebración de la Misa Crismal en la mañana del Jueves
Santo, donde se consagra el santo Crisma, se bendicen los óleos de los
catecúmenos y los enfermos y se renuevan las promesas sacerdotales. Este año aprendí que esta celebración puede
moverse unos días antes para que los sacerdotes de la diócesis puedan asistir,
ya que muchas veces por la lejanía de algunos, no les es tan fácil llegar y
regresar a tiempo a su comunidad para presidir la misa de Jueves Santo donde se
realiza el lavatorio de los pies y la institución de la Eucaristía, la cual confieso es mi celebración favorita donde mi piel suele erizrse especialmente si escucho el canto “Doce Hombres”.
Otras de las actividades que sólo se realizan en algunos lugares son la realización
del monumento al Santísimo, la procesión del Silencio de los hombres, la meditación
de las siete palabras, y la procesión de mujeres acompañando a María en su dolor. Estas prácticas son vistas mayormente en las
comunidades de habla hispana.
Este año sólo tendré la oportunidad de participar de las celebraciones principales, ya que las costumbres eclesiales del área no incluyen actividades como
las antes mencionadas, sin embargo, debo decir que me siento agradecida por la diócesis a la
cual me tocó pertenecer al mudarme, ya que existen parroquias donde se hacen celebraciones en español, porque aunque el contenido de la misa es la misma en el idioma que sea, se puede sentir el calor de la cultura latina.
En consideración a que las misas de Jueves Santo y Vigilia
Pascual son bastante extensas en muchas parroquias las celebraciones serán multilingües; en la parroquia a la cual asisto, la base de la misa es el inglés, pero algunas
lecturas, oraciones y cantos se hacen en español o en vietnamés. Lo bonito de este tipo de celebraciones es el
reafirmar que somos miembros de una sola Iglesia.
La experiencia multilingüe que he de vivir, estoy segura me va a permitir experimentar un Triduo Pascual diferente pero maravilloso, ya que es en situaciones como esta en las cuales debemos estar más claros y
convencidos que nosotros asistimos a misa no por el sacerdote, o por la gente,
o por la música, sino por Cristo, cabeza de la Iglesia, quien nos limpia de
nuestros pecados y nos da la salvación.
Que
Jesús nos permita vivir este Triduo Pascual a plenitud y así seamos capaces de comprender la magnitud de su amor,
demostrado al quedarse con nosotros en la Eucaristía, morir por nosotros en la
Cruz, y resucitar para nosotros en la plenitud de su Gloria. Que podamos cantar y gritar al unísono "Cristo ha resucitado, Aleluya" y que como un sólo pueblo seamos reflejo y testigos de su victoria.
Distyntos pero no distantes, nos vemos en la Eucaristía Mo
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