El nombre que llevamos no lo escogemos nosotros sino nuestros padres, así nos toca decidir el de nuestros hijos y a ellos les tocará otorgar el de sus hijos. No existe nombre bonito ni feo, existen nombres poco comunes. Pero, ¿cuáles son las motivaciones que nos llevan a determinar un nombre específico?
Muchas veces los padres buscan la herencia de nombres (padre - hijo), o bien colocar el nombre de algún familiar o amigo y de esa manera honrarlo. En otra ocasiones es porque simplemente se escuchan opciones que resultan atractivas aunque no tengan relación directa con uno o con la familia. Muchos de los cristianos, especialmente los católicos, optan por asignar ya sea como primero o segundo nombre, el de algún personaje bíblico o de algún Santo, o de alguna advocación de la Virgen. Considero que lo importante a la hora de la escoger los nombres es que tengan algún significado para nosotros o una anécdota que podamos contarle a nuestros hijos si preguntan algún día su origen.
En la actualidad, es fácil encontrar páginas de internet donde nos dan listado de sugerencias de nombres con sus significado y procedencia (incluyendo los que están de moda), y hasta describen los comportamientos correspondientes a dicho nombre como si fuera ésto lo que determinara la personalidad. Es por eso que por ejemplo se escucha decir, "Fulanito no tiene cara de Fulanito" o "Los Menganitos por lo general se portan bien, no sé que le pasó a éste".
Cuando somos bautizados se les pregunta a nuestros padres ¿qué nombre han de ponernos? y es que a partir de ese momento, Dios nos llama a cada uno por nuestro nombre. Es por esta razón, que como hijos de Dios debemos procurar llevar una vida buena y agradable a sus ojos, y honrar el nombre que se nos dio y más si la historia por la cual lo llevamos lleva un trasfondo religioso.
Es mi caso, mi segundo nombre es "Del Carmen", y la razón es porque mi salud al nacer le fue encomendada a la Virgen. La inclinación por esta advocación en parte viene de mi abuela paterna ya que en el pueblo donde nació se practica esta devoción y de sus padres ella lo heredó. Además, mi madre nos cuenta que fue inculcada por mi bisabuela, a quien le escuchaba que siempre invocaba a la Carmelita a la hora en que alguien iba a tener un hijo, y desde pequeña mi madre le rezaba a la Virgen cuando su mamá se enfermaba para que llegara a viejita. Hoy mi abuela tiene 82 años. Al presentarse nuestro problema de salud y al llegar la hora del parto, se encomendó a la Virgen, confió y no fue defraudada. Desde entonces mi madre procuró enseñarnos a amar a María bajo esta advocación.
Nunca le di importancia al nombre que llevaba ni el peso que conlleva hacerlo, sino hasta que me volví adulta. Y es que es entonces, cuando uno madura que entiende mejor las cosas, aprende a apreciar y respetar, pero sobre todo empieza a amar de verdad. Al principio sólo daba gracias por la salud mía y de los míos, y le pedía que la conservara. En los últimos años, sigo pidiendo por salud, pero también empecé a pedir que me enseñara a amar sin condición, a ser tolerante y paciente, a ser buena hija, y luego a ser buena esposa, diligente y siempre fiel, dedicada a mi familia, pero sobre todo le pido que me ayude a mantenerme firme en la fe, para así enseñarle a mis futuros hijos lo maravilloso que es su amor maternal.
Este año, no podré asistir a la misa ni a la procesión en honor a la Virgen, sin embargo, mi corazón y mi oración serán sólo para Ella. Mi confianza ahora más que nunca en Dios y en ella está depositada.
¡Viva la Virgen del Carmen!
Recomendación para conocer un poquito de la Historia de Nuestra Señor del Carmen: http://www.corazones.org/maria/carmen_virgen/a_carmen.htm
Súplica para tiempos difíciles:
"Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén."
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén."
Además les dejo una canción en su honor, del Grupo Betsaida de Chile:
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