domingo, 31 de enero de 2016

Un mes: Mi experiencia

La ternura en mis manos: Matteo y yo.
A lo largo de nuestra vida hemos tenido varias oportunidades de detenernos a pensar en lo que hemos hecho y en lo que no, en lo que queremos para nuestro futuro, nos planteamos metas y muchas veces hasta le ponemos fecha de cumpleaños, y sí, muchas veces logramos cumplirlas al plazo que no los propusimos, como obtener un título académico, adquirir algún bien material, viajar, obtener un trabajo, etc.  Sin embargo, algo a lo que por lo general no le atinamos a cuándo sucederá es el tener un hijo, tan sólo podemos decir que nos gustaría que fuera antes de cierta edad o hasta le atinemos al año y puede que al mes, y esto si lo hemos pensando no con mucho tiempo de anticipación, pero sólo Dios tiene el completo dominio de cuál será el día y la hora.

Yo debo confesar que nunca visualicé cómo podrían ser ciertos acontecimientos en mi vida, como por ejemplo el graduarme de la universidad, es más ni siquiera estudié lo que de niña o adolescente supuestamente me gustaba, tampoco pensé en cómo sería el día de mi boda ni mucho menos cómo iba a ser mi traje de novia, hasta mucho tiempo dudé si me casaría o no.  Y bueno, el tener un hijo tampoco estuvo en mi pensamiento y es que creo que mi vida la he vivido día a día, lo que tal vez no sea bueno en muchos aspectos, pero el no haber planeado ni esperado nada, me ha permitido disfrutar cada instante con una naturalidad, inocencia, esperanza y felicidad como la que se tiene al leer un libro nuevo.

Muchos años han pasado, he tenido experiencias tanto buenas como malas, he caído muchas y veces pero he logrado levantarme y seguir adelante.  He percibido muchas tristezas y sobretodo muchas alegrías, no obstante, jamás había sentido tanta dicha como cuando escuché por primera vez el llanto de mi bebé y cuando sentí su rostro junto al mío.  Ya hace un mes y una semana exactamente desde este suceso, y en este post quiero compartir mi sentir.

Ser padres no es fácil y creo que nunca se está preparado para ello.  Yo casi teniendo treinta años, con la vida en muchos aspectos bien organizada, sentí que todo se tornó caótico.  Después de vivir tanto tiempo sólo para ti, tener que compartir tu espacio o mejor dicho, todo lo tuyo con alguien, es difícil, pues ya no vives para ti, sino que vives para la otra persona, tus pensamientos, tus deseos, tus preocupaciones son en base al otro, ese pequeño ser que se convierte en lo primero en tu vida. Es realmente conflictivo a nivel emocional y físico, es desgastante, pero a la vez es gratificante, es encontrar un sentido diferente a la vida.

Pero bueno, mi experiencia.  Preocupación, fue lo primero que sentí al estar en el quirófano y escuchar a las doctoras decir ya salió y no escucharlo al instante llorar, <pero no lo escucho>, dije, hasta que se dio, como un sonido de ángeles, y entonces la alegría me invadió.  Al pasar los días en el hospital, era mucho el dolor y las limitaciones que éste genera, sumado a la evidente preocupación por su salud que lo complicaba todo, pero luchaba para sentirme animada y permitir que el entusiasmo por mi bebé lo superaran todo y de esta manera ayudaba a que mi recuperación fuera más fácil y rápida.

En mi mente ya estaba que me dijeran que mi bebé se quedaría en el hospital unos días más, pero para mi sorpresa le dieron salida a la par mía.  Qué contenta me sentí, sólo podía darle gracias a Dios una y otra vez.  Dos días estuvo con nosotros en casa, al segundo día lloré por la frustración de no estar produciendo leche, o al menos la suficiente que él aparentaba necesitar, más la falta de sueño y desgaste físico, la falta de silencio y quietud debido al llanto incontrolable y sin razón conocida, en fin, supongo que es algo que le sucede a todos los padres, hasta a los más veteranos en el asunto.  Y a pesar que fueron días abrumadores, al decir que volveríamos al hospital con él, fue devastador, empero, fue un alivio porque pensé que nos permitiría hacer como borrón y cuenta nueva con respecto a lo que viviríamos en casa al regresar. 

En el hospital aprendimos mucho, el énfasis fue en las técnicas de amamantamiento y producción de leche, ¡vital!  Pero también tomamos notas mentales al observar a las enfermeras y doctoras en la fluidez del trato con los bebés, y también de las respuestas que nos daban ante las inquietudes de padres primerizos como “¿es normal que respire como agitado?”, “¿qué hacemos con el hipo?”, “¿cómo deberían ser las deposiciones?”, entre otras.  Pasaron dos días en el hospital y pensamos ¡Sí, nos graduamos, estamos “ready”!, pero para nuestra sorpresa, al llegar a casa nuevamente fue todo un caos. 

La  dinámica y la logística en todos los aspectos realmente se ha convertido en un reto.  Con todo lo que hay que hacer dentro de la casa y cuando toca salir como por ejemplo a las citas médicas.  El tiempo para la realización se duplica y por ende el estrés. 

Me atrevo a decir que he leído más en este mes de lo que pude haber leído en cuatro años de licenciatura, y creo que eso es mucho decir.  Miles de dudas han surgido, día tras día, minuto tras minuto, y bueno, ya nos hicimos a la idea que seguirán apareciendo, nos queda sólo seguir adaptándonos al nuevo sistema impuesto por el nuevo “jefe”. 

Tengo que reconocer y agradecerle a Dios por mis suegros que en el tiempo que estuvieron nos fueron de mucha ayuda, ya que por ellos pudimos conciliar las pocas horas de sueño que tuvimos y disminuyó también el estrés por el quehacer del hogar; y ni decir mi mamá, ya le debía la vida y el aguantarme tantos años, en mis peores momentos, y ahora, aunque pareciera que me moleste porque me tiene en cuarentena o porque simplemente en ocasiones no pensamos ni actuamos de la misma manera, realmente estoy feliz de tenerla conmigo, y más en los momentos en que sentía que sólo con ella podía llorar y desahogarme ya que ella como madre pasó por lo mismo que yo.

Definitivamente como dicen los escritos, en teoría el bebé evoluciona y está en disposición de realizar ciertas cosas en un período de tiempo determinado, sin embargo, cada bebé es distinto, a unos les tomará más tiempo que a otros, por eso es importante conocerlos y aprender a alinearse a su ritmo. 

Creo que esta semana ha sido mejor, he tratado de establecer una “rutina” en la mañanas que incluye alimentarlo, darle las medicinas, bañarlo, jugar con él, pero confieso que de rutina no tiene nada porque todos los días el orden y las horas han sido distintos, supongo que más bien ha sido un tanteo para ver cuál de todos resulta mejor para ponerlo en práctica.  Con respecto al sueño, ya él duerme una hora más durante las noches, y eso nos ha permitido recuperar un poco el sueño entre cada despertada, inclusive me da tiempo de poder escribir un poco. 

Recordaba hace unos días que consideraba que los últimos meses del embarazo fueron difíciles porque no podía dormir en las madrugadas, pero en comparación a lo actual, el embarazo fue una utopía, no obstante, todo ha sido hermoso, cada experiencia ha valido la pena.  Ahora en las noches con la luz tenue, sólo me quedo viéndonos en el espejo, cómo mi bebé se duerme tan serenamente en mis brazos, y hasta he llegado a disfrutar de sus gritos y llantos repentinos, aunque también reconozco que muchas veces me ofusco, pero bueno, poco a poco.

Apenas con tan poco tiempo digo sin duda alguna que amo ser mamá, tal vez sí soñé con este día pero no lo recuerdo, probablemente mi sueño se quedó corto a lo hermoso y maravilloso que se siente.  Insisto, cada cosa ha valido la pena, hasta tener el estómago de tigre, porque no tengo por qué avergonzarme de mis estrías, y doy gracias a Dios por brindarme tan grande bendición.  También le agradezco por tener a un esposo tan maravilloso, que me ha ayudado mucho, no sólo en darle comida al bebé, o cambiarle los pañales o pasarme cosas, o limpiar, sino en darme su apoyo incondicional, sus palabras de aliento, su mirada de admiración y motivación. 


Me atrevo a decir que siento que empieza nuevamente mi vida, y adivinen, tampoco la planearé, sino que la disfrutaré día tras días.  Sólo le pido a Dios que me de salud y muchos años para poder compartir con mi familia y a la Virgen María Santísima le imploro que me ampare como buena madre que es y me enseñe a ser madre como ella.

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